jueves, 9 de marzo de 2017

te faltarán sillas y te sobrarán camas


Esto surgió en una conversación entre dos amigos que hablaban acerca la casa querían comprarse. No es un tema nuevo, es algo que lleva sucediendo desde hace décadas. La frase, muy utilizada, se refiere a que de joven pendiente de crear una familia se adquiere una vivienda con varios dormitorios, en tanto que más adelante cuando se independizan los hijos y únicamente se asoman de vez en cuando para comer aparecen con sus parejas y/o familias y faltan sillas para todos, en cambio hay habitaciones de sobra en la casa.


El tema de la flexibilidad de la vivienda no es nada nuevo, en la casa Schröder por citar algún ejemplo, Rietveld utiliza unos paneles de fuelle que dividían el espacio de los dormitorios transformándolo en una estancia más amplia. 



Datos del INE 2015
No obstante los tiempos van cambiando y no todo el mundo quiere tener familia o vivir en pareja, las unidades de convivencia se han diversificado mucho.

 Además las necesidades de cada uno en torno a los espacios vivideros son muy distintas. Los hay que trabajan en casa, fuera de ella o que viven de manera itinerante entre diferentes localizaciones. Las necesidades en cuanto a vivienda son pues cada vez más diversas y evolucionan a lo largo de la vida.


K. Sejima resuelve muy bien la diversidad de necesidades en el edificio de apartamentos de Gifu Kitagata. Aunque quizás la variación a lo largo del tiempo sea más difícil de aplicar en el. 

Creo que adaptar la residencia a las necesidades actuales es una asignatura pendiente, máxime dados los cambios tan rápidos que se están sucediendo en la manera de utilizar los espacios. ¿le hace falta a todo el mundo un salón?, ¿una cocina grande?, ¿quién no tiene un espacio para el ordenador?, ¿qué espacios necesita una persona itinerante?, ¿viviendas nómadas o residencias temporales?, …
Siento que sólo me surjan preguntas sobre las que no doy respuesta, pero lo cierto es que la vida ahora avanza más rápido que la arquitectura que debe acompañarla.

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